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Regasificadora En Uruguay y en la región grandes proyectos se imponen sin ninguna consideración a la gente y al ambiente. Aquí en Uruguay desde el ano 2005 con la instalación de BOTNIA/UPM en Fray Bentos se inició desde el estado una década neodesarrollista que según sus voceros nos llevaría al Primer Mundo. Una temeraria afirmación. El modelo se sostiene en dos pilares poco fiables, en las transnacionales -ávidas de materia prima rápida, bajos costos y muchas ganancias – y en políticas gubernamentales que renuncian voluntariamente a la defensa de nuestra soberanía en todos los ámbitos. Los proyectos se imponen amparados en el secreto, la información no se hace pública, cuando la sociedad la reclama se la niega alegando confidencialidad. UNA PLANTA REGASIFICADORA –Desde el mes de abril de 2013 el Oeste de Montevideo se siente amenazado por la instalación de una Regasificadora. Se trata de un inmenso barco instalado a 2,500 metros de la costa que recibe de un barco metanero gas natural licuado a menos 160 grados Centígrados y lo devuelve a su estado natural para ser utilizado como energía para la gran industria. En mayo de 2013 nace la Coordinadora de Vecinos del Oeste de Montevideo bajo la consigna “ El Oeste amenazado se Defiende ”. Ante el atropello de las autoridades de imponer secretamente un megaproyecto que impactará en sus vidas y en el ambiente comienzan a reunirse, a investigar y a asesorarse. Van desenmascarando lo que el gobierno oculta. Y van denunciando innumerables fallas desde el comienzo mismo de las obras, innumerables fallas con innumerables costos. En sus territorios al oeste de la ciudad de Montevideo viven y trabajan unas 300.000 personas, el 10 % de la población del Uruguay...una región privilegiada por su extensa y hermosa costa y por la calidad de su tierra. 300.000 personas distribuídas en barrios densamente poblados como el Cerro, Casabo, Puntas de Sayago, Bajo Valencia, Santa Catalina, Pajas blancas... Barrios pobres con muchos niños y jóvenes, cuyo desahogo y esparcimiento está en estas playas. En estas aguas está el sustento de cientos de familias que viven de la pesca artesanal, y al mismo tiempo la calidad de la tierra beneficia a decenas de pequeños productores en la zona. Este megaemprendimiento amenaza no solo el modo de vida de esta población sino que ya está afectando sus recursos y también el frágil equilibrio de su entramado social. Los vecinos y vecinas observan, vigilan y denuncian. |